Poemas o cualquier verso al que se le ocurra aterrizar sobre mi cabeza cualquier día.

sábado, 6 de mayo de 2017

Caperucita sangre

La verdad es que la capa roja se la puso para cubrirse así la falda, las medias y las enaguas manchadas de sangre y con la caperuza la cara que se le ponía sonrosada por estar un poco avergonzada.  Fue entonces a pedirle a su abuela, que era medio bruja, algún remedio para calmar ese nuevo dolor que parecía que le quemara el interior, para eso tenía que cruzar el tenebroso bosque y su madre le advirtió, que tuviera cuidado pues por ahí andaba un malhechor.

Cuando salió, el lobo oliendo sangre la siguió y cuando en el camino del bosque se encontraron, Caperucita se asustó tanto que se le paró el sangrado, mientras que el lobo enamorado supo que debía seguirla a todos lados. Ella no debía hablar con extraños, le había dicho su madre, solo con la abuela a donde ya debía estar tarde.

El lobo hipnotizado le dijo que jugaran juntos, que buscaran flores o se escondieran entre los arbustos, que no se fuera donde su abuela que ella no necesitaban que la curen porque no estaba enferma, pero ella le explicó que las hierbas y los conjuros la podían hacer sentir mejor, entonces se fue sola sin ayuda del lobo, quien habría de esperarla junto al algarrobo, se fue donde la abuela que le dio agua de higo y la bendición por haber recibido su primera menstruación.

Y se fue haciendo de noche y en el bosque aparecían las luciérnagas y las estrellas en el cielo porque la luna aún era nueva. Se encontraron entonces el lobo y la niña, que aunque le dijeran mujer aún le gustaba el juego y el baile, y en el bosque con su nuevo amigo viajaban por el aire, hasta que ya fue muy noche y la niña encapuchada tuvo que regresar a casa y el lobo a su morada.

Pasaban los días y Caperucita cambiaba, sentía nuevas cosas pero ya nada la asustaba, extrañaba a su amigo el lobo porque sentía que él le iba a acompañar y si necesitaba ayuda no se la podía negar.


Pasaron dos semanas desde aquella aventura y una de esas noches en la que todo es más frío Caperucita vio la luna entera reflejada en el río, ese día se sentía mucho más viva, podía haber corrido por todo el bosque si quería y decidió salir y buscar al lobo de nuevo, para juntos aullar a la luna desde el más alto cerro.

-ananda.

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Manuela Moscoso Moreno. Con la tecnología de Blogger.

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