Poemas o cualquier verso al que se le ocurra aterrizar sobre mi cabeza cualquier día.

domingo, 3 de julio de 2016

BACON

Ya era la tercera vez en ese día, y lo volví a hacer cómo me lo había dicho el conejo, chiki chiki...chiki ¿¿chi?? (de arriba abajo y por todas las caras).
No se si entonces algo se activó/desactivó en mi cabeza, o si fueron mis papilas gustativas que empezaron a rebelarse, me di cuenta de pronto que no podía aguantar ese sabor nunca más. Había escuchado de mujeres que al quedar embarazada se les hacía imposible aguantarlo, quizás hubiera podido ser esa una buena razón para excusarse, pero no había manera de que yo resultase embarazada.
Decidí acabar rápido con la tarea, intentando aguantar la respiración y con movimientos muy bruscos, que quizás fueron los causantes de que termine declarando mi odio a aquel sabor cuando usé mi boca de la manera inversa. Valió para quedar totalmente asqueada.
Concluyendo que todo fue algo estomacal, y que pude haber estado sensible, me fui a dormir, pensando que todo estaría olvidado en la mañana.
Esa mañana desayuné tostadas y huevo revuelto, yogurt y fruta. Estaba de apuro porque tenía que llegar pronto a la universidad, así que corrí al baño y todo pasó de nuevo, intenté con ese líquido azul y lo mismo. Una gran confusión creció en mi cabeza pero tuve que dejar de contemplarla debido al frenesí de mi rutina.
En la hora hueca bajé al bar, doritos de queso y si no había, picantes, me los comí con mucho gusto sin darme cuenta que sería mi aliento el que me reclamaría más tarde y lo peor de todo, olvidando que no había nada que yo pudiera hacer.
Acabé mi golosina y como siempre arrugué la funda hasta dejarla como una pelota de pin-pon, después de botarla en la enorme boca del payaso (que me observaba con desesperación) me compre unos chicles de empaque plateado. Ni bien empecé a masticar el chicle comenzaron las arcadas, tuve que escupirlo sin pensar que caería sobre mis cuadernos, y que con la frente roja tendría que recogerlo a la vista de mis compañeros. Para mi asombro nadie pareció asquearse, sino más bien preocuparse por mi inusual reacción a un simple chicle.
Eran ya las 11, entré al salón para recibir la clase, no entendí nada, mi mente solo enfocaba productos de higiene personal, chicles, aquellos tabacos, los caramelos que te regalan al pagar la cuenta, y podía asegurar que estaba oliendo todo eso en aquel momento, mi estómago daba vueltas como una lavadora, el reloj marcó las 12.
Había en mi computadora abiertas por lo menos 15 ventanas en el explorador, desde la A de ayuda, I de intolerancia, las Ws de wikipedia y wikihow, y aquellas Ms.
Después de averiguar un poco me encaminé hacia la farmacia, donde compré la del castor, la de Barney, de Barbie, Teletubbies y otras, nunca imaginé tantos personajes de los que podría escoger. Empecé con la rosada, no era lo mismo, supongo que los bebés no comen la misma cantidad de porquería que los adultos. Todas sabían casi igual, pero tuve que mantenerme con esas compañeras así como con la incredulidad de mi madre por un tiempo. A veces evitaba hacerlo solo por el cansancio que empezaba a desarrollar por aquel sabor, a veces intentaba con lo viejo pero nunca funcionaba.
Pensé en irme al especialista, elaborarla yo misma, entre otras.
Finalmente un día, un amigo cercano, al que le había mencionado mi problemita me mandó un link, era de amazon, pensé que quizás una cámara en oferta o algo así, en letras mayúsculas BACON.
Tardó un mes en llegar, el logo me sonreía alegremente desde su caja, respiré profundamente y empecé, si, sabía a tocino, era como un segundo desayuno, pero parecía al menos que estaba limpiando los restos del primero. Al comparar mi nuevo producto con los otros descubrí que lo único en lo que variaba era en el sabor, así que decidí continuar, al menos por un tiempo.
Por mera curiosidad fui al doctor, la verdad no se si sorprendió más por mi historia o por el aliento de tocino que percibió al examinarme la boca. No supo darme una respuesta a mi problema, pero tampoco se quejó de mi higiene.
Han pasado 2 años, incluso mi novio se ha acostumbrado a mis besos sabor tocino, mucho amigos han seguido mi sugerencia, creo que va llegando el día en el que la menta deje de ser lo único "fresh".
-ananda.





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Manuela Moscoso Moreno. Con la tecnología de Blogger.

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